Debido a una extraña desincronización temporal de su cerebro con el resto del Universo, Miguel Rodríguez pasó todo un día más de 3 segundos adelantado a su tiempo. El efecto desapareció al día siguiente, tras el proceso de resincronización habitual que sufre el cerebro durante el sueño. Este extraño suceso, único hasta ahora en la historia de la Humanidad, pasó desapercibido para todos.